Machu Picchu bajo el Fuego

El fuego, en todas las tradiciones del mundo, representa al elemento natural más importante; su presencia es mágica y relacionada a lo sagrado. El fuego tiene por características dividirse naturalmente en tres colores: el azul purpura que soporta al mismo, el rojo violáceo que le sucede y el amarillo dorado expresión de espiritualidad y crecimiento interior; estos colores están descritos en tradiciones milenarias como representantes de las diferentes dimensiones terrestres y sus manifestaciones energéticas. El azul representa: el poder de transmutar, de elevar todo a una frecuencia más sutil; es el poder del cielo en la tierra, es la voluntad de Wiraqocha expresada por los sabios. El Rojo irradia el lenguaje del corazón, esta frecuencia de emociones puras transmite el amor de la tierra, el individuo tiene que aprender desde su realidad a manifestar el "munay" o amor incondicional. El dorado-amarillo, expresa la libertad del espíritu y desarrollo interior.Machu Picchu

En síntesis, "la flama sagrada" actúa en todo lo que tiene que ser transmutado, limpiado, liberado, elevado a otra frecuencia vibratoria; lo ocurrido en la ciudad sagrada de Machupicchu como un proceso natural es tal vez procesado o aceptado; pero si fue obra del hombre poniendo en riesgo la integridad de la ciudad-templo, no habrá justificación ni divinidad que pueda redimir y aceptar este atropello de incendiar el entorno sagrado, agrediendo a la misma ciudad.

En Septiembre de 1997, la ciudad sagrada de Machupicchu estuvo a puertas de ser destruida por un voraz incendio. Este tipo de accidente natural o humano ha dejado una herida que desde nuestro interior todavía clama por sanar. La catástrofe fue una prueba a la fe delo imposible, la "Ciudad de la paz" no podría desintegrarse por actos de simples mortales y tampoco estaría en manos del hombre controlarlo.

Los vientos y la sequedad del ambiente parecían amigos en este desenlace caótico del fuego; las hojas y flores de los árboles estaban grises por el humo; las aves y demás animales ya habían preparado el camino definitivo para retirarse del lugar que un día fue su paraíso.

Los días se hacían interminables y la poca cantidad de agua usada para apagar el fuego mostraba la limitada perspectiva humana en previsión así como el desorden emocional provocado por la impotencia e inseguridad; el fuego había mostrado una vez más su poder y sus flamas ya estaban al borde de la "ciudad de luz".

Machu Picchu

Estructuras de poder y montañas Magicas

El estado creativo en todas las culturas del mundo siempre estuvo ligado en algún aspecto a visiones mágicas y míticas; en este entendimiento, en lo que respecta a las estructuras creadas en el mundo Andino, muchas de ellas estuvieron en relación a lo sagrado y a lo simbólico. Hablar de símbolos es plasmar las diferentes concepciones de un pueblo en un sistema codificado y hasta abstracto, el hecho de abstraer algo de la realidad es la muestra del complejo estado mental de sus creadores.

La cultura actual peca en tratar de entender a sus procesadores bajo una óptica completamente material; el hombre contemporáneo es el crítico, creador y juez de la mágica vida de nuestros antepasados, es quien la interpreta y la hace pública; pero con una gran limitación, la de subestimar la capacidad del hombre antiguo, así como la mezquindad de compresión por lo sagrado y su miopía ideológica.

En el entorno geográfico de Machupicchu, tenemos una trilogía de montañas importantes, a las cuales llamamos APUS (espíritu de las montañas, donde viven nuestros antepasados), estas montañas son:

  • El Apu Machupicchu; montaña cuyo pico llega a los 3050 m.s.n.m con construcciones de graderías, plataformas y usnus (centros ceremoniales y de ofrendas). Estar en la cima es como estar en el cielo y en contacto con los dioses, la vista domina todo el entorno y el espíritu no invita a volar, con seguridad ritos de alta magia sucedían en esta montaña.
  • El Apu Waynapicchu; en la cual también encontramos estructuras simbólicas, este pico está sobre los 2700 m.s.n.m
  • El Apu Putukusi; la montaña mágica y misteriosa, que representa al corazón del valle y cuya atracción es única.

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